
En esta novela nos encontramos con un crimen, y dos o tres otros crímenes menores, algunas muertes quizás vinculadas, una relación entre las hermanas Belladona que comparten al puertorriqueño Tony Durán, un pueblo atrapado en el campo, un japonés víctima del enamoramiento del mismo hombre que disfrutaban las hermanas Belladona, la llegada de la prensa y un viento de pueblo que lo borra todo. En realidad, Blanco Nocturno, al contrario de una tradicional historia policial, es el ocaso de la utopía de justicia, una justicia que es un relato tan inverosímil como aceptable, igual que el origen del mundo, la mitología o la ciencia. La justicia es un relato necesario, una forma de entender algo y seguir, así lo es todo en la novela policial, en que la muerte es la finalización de una búsqueda, el crimen es la motivación, hay culpables y víctimas. Pero nada de eso es en realidad Blanco Nocturno (...).
La crítica completa es La ficción paranoica de Piglia, en Revista Intemperie
Blanco nocturno
Ricardo Piglia.
Barcelona, Editorial Anagrama, 2010.
Barcelona, Editorial Anagrama, 2010.