6 jun 2011

El Hombre Blando de Gregory Gohen

Comenzar a leer El Hombre Blando de Gregory Cohen es el equivalente a un encuentro en la vía pública, una situación emocionante que necesariamente perdura poco tiempo, y es que el texto nos ofrece un inicio donde se derrocha el impacto del que el resto del libro carece. Comenzar la historia señalando que “Hace nueve meses me enteré por el diario que maté a mi mujer y a mis cuatro hijos”, es una propuesta equivalente al inicio de El Túnel de Ernesto Sábato, en cuanto a la conciencia retrospectiva, con la diferencia de que el personaje de Sábato enuncia los acontecimientos de los que tiene certeza, mientras que Alex Barco García, el protagonista de la novela de Cohen, menciona los hechos que él mismo no se explica. En ese caso incluso el inicio de Cohen me podría llegar a resultar más atractivo, precisamente por la incertidumbre de la situación en la que debieron ocurrir las cosas, tanto así que a través del diario el personaje se entera del parricidio múltiple que llevó a cabo. Hasta ese momento la posibilidad de resolver el enigma que los lectores compartimos con el personaje es una sana  y atractiva invitación a la búsqueda y la lectura detectivesca, tal como ocurre en el género policial. Sin embargo, esta es una invitación que al poco andar se desploma, en la medida en que la construcción narrativa carece de espacios vacíos donde el lector se sumerja en una búsqueda de posibles hipótesis que resuelvan el enigma planteado sobre el asesinato. El enigma no tarda muchas páginas en desarticularse, en dejar de ser un misterio, transformándose simplemente en información reservada para otro momento de la historia. Sabemos pronto que no han muerto y que más adelante aparecerán. La verdad es que uno mantiene la esperanza de que la narración de un giro a traición de lo enunciado, que se desarticulen las suposiciones que hemos sostenido, pero no sucede así y todo lo que se intuía,, llega, volviendo la lectura una crónica profundamente extendida a la espera de que el texto acabe (...).


El Hombre Blando
Gregory Cohen
Santiago, Desatanudos, 2011